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Walt Whitman y Fernando Pessoa

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Introducción

Un tema muy tratado por los estudiosos de la obra de Fernando Pessoa es la relación entre el lisboeta y el poeta norteamericano Walt Whitman, pero con un criterio reduccionista ya que se limitan a analizarla en la segunda de las tres etapas en las que se divide la poesía del heterónimo pesoano Álvaro de Campos.

Es el caso de críticos como Barreiros1que en su Historia da literatura portuguesa habla de una “fase de futurismo whitmaniano” a partir del análisis de su “Oda Triunfal”, y de la posibilidad que Álvaro de Campos haya recibido de Whitman inspiración para el estilo y para alguno de sus temas. Esta idea es recogida por Saraiva e Lopes2 que afirman: “El heterónimo Álvaro de Campos, por el contrario, canta en sus odas en un entusiástico verso libre, a la manera de Walt Whitman, la sabiduría futurista de la sinrazón, de la energía mecánica, de la vida jugada en una apuesta; o el deseo más whitmaniano o sensacionalista de sentir todo de todas las formas posibles.”

Estas dos afirmaciones no dejan de ser más que convencionalismos muy discutibles admitidos por los críticos. Pero ante esto surgen dos cuestiones que trataremos de aclarar en este estudio: ¿Es realmente ésta la influencia de Whitman sobre Álvaro de Campos? ¿Estamos realmente ante una influencia superficial y artificiosa?


Walt Whitman y Fernando Pessoa: viaje a la pluralidad

Whitman es un personaje de naturaleza biforme; uno es el que camina por New York, otro el que camina por Hojas de hierva (Leaves of Grass). En primero nace en West Hills (Long Island) en 1819. Por sus venas corre sangre inglesa, holandesa y galesa, además forma parte de una familia de larga tradición cuáquera3, este origen tan plural será el que caracterice a toda su vida. Son muchos los críticos que consideran que esta esencia religiosa, con fuerte presencia de la doctrina de la luz interior, va a ejercer una notable influencia en su ulterior filosofía. A los cuatro años se marchó con su familia a Brooklyn donde recibirá una corta formación elemental.

Comenzó a trabajar en 1830 de oficinista y en otros oficios antes de entrar al año siguiente en un periódico de Long Island como aprendiz de imprenta, en ese puesto como muchos escritores norteamericanos del siglo XIX, recibió la mayor parte de su formación. Entre 1841 y 1848 levó una vida bohemia en Brooklyn y New York donde colaboró en periódicos y revistas. Formó parte del grupo literario bohemio del que también formaban parte Adah Isaac Menxen, Henry Clapp, Fitz-James O’Brien, fue en este momento en el que comenzó a ensayar el estilo de la poesía que lo haría famoso. Su primer poema en verso libre, “Bolld-Money”, apareció en 1850 en el New York Evening Post.

En 1955 publicó el primer libro de su poesía en verso libre, LeavesofGrass. Se trataba de una publicación extraordinaria, considerada una de las primeras ediciones más interesantes de la literatura americana, con un formato rompedor en el diseño, su formato, encuadernado en verde oscuro, adornado ingenuamente con hojas y flores, sin el nombre de su autor excepto en los derechos de autor y en uno de los poemas. Fue el propio Whitman quien ideó el diseño del libro e incluso de algunos de los caracteres.

La primera edición de Leavesof Grass no tuvo buena acogida. Corría la información de que Whittier había tirado el libro al fuego y la mayor parte de los críticos lo atacaron con violencia inusitada. Sólo hubo dos críticas favorables a la obra, una del propio Whimtan bajo el anonimato del pseudónimo y otra de Ralph Waldo Emerson congratulándose por la aparición del poemario,4 que Whitman incluyó en la segunda edición (1856). Con el discurrir de los años fue aumentando y revisando los poemas del volumen, hasta ser considerado una biografía poética que abarcaba toda su vida.

Whitman representa la grandiosidad lírica violentamente exultante, la afirmación vital, la amplitud de un clamor que quiere cantar a todas y cada una de las formas en que se manifiesta la realidad; Leavesof Grass, como un terremoto que mueve hasta los cimientos la poesía norteamericana; los escritores que lo habían hecho con anterioridad (Longfellow, Bryant, Poe…) eran intelectuales, muchos de ellos universitarios, que se intrincaban con mayor o menor fortuna en la literatura europea; ahora se cuela entre ellos un periodista autodidacta que rompe con todos estos valores, que nos descubre una suerte de epopeya democrática, muy americana, que encarna una sensibilidad nueva, espontánea, optimista y generosa, carente de perjuicios. El escándalo que producía su sincera exaltación del YO, del cuerpo humano, del placer sensual, de una vida libre y sin trabas, a través de un tipo de verso que parecía revolucionario (una especie de versículo similar al bíblico), motivo por el que había sido acusado de inmoral e incluso de loco; en realidad, Whitman no había dejado de utilizar modelos literarios anteriores a él: la Biblia, Homero, la tragedia griega y Shakespeare. Hoy estamos mejor posicionados para valorar en su justa medida su robusta y enérgica inspiración, que introdujo una bocanada de aire fresco en la poesía de su época.

Destinado en febrero de 1865 a la oficina India del Departamento de Interior, fue despedido por “escribir un libro inmoral”, no era Leaves os Glass, se trataba de Childrenof Adam, sobre el amor físico y el espiritual. En 1865 publicó DrumTaps, obra basada en sus experiencias de guerra. Por su contenido, algunos eruditos habían calificado a Whitman, con gran acierto, el poeta nacido de la guerra.

No va a ser hasta la década de los 60 que comience a acompañar el éxito a Whitman, no solo en América también en Gran Bretaña, donde un grupo de intelectuales se erigieron en defensores de su obra. En 1871 aparece la quinta edición de Leaves of Grass y Democratic Vistas. O 22 de febrero de 1973 sufrió su primera crisis de salud, que le provocaba una parálisis. Parcialmente recuperado viajó de Esta a Oeste y a Canadá. Poco después de este último viaje aparecieron dos nuevas obras, SpecimenDays and Collect (1882) y NovemberBoughs (1888). Ese mismo año, un nuevo ataque lo dejó postrado en una silla de ruedas. Murió en Camden en 1892.

Aunque Whitman aspirase a ser el poeta de la democracia, jamás alcanzó el éxito de poetas como Longfelow, Whitcomb, Riley o Edgar Guest por sus versos blancos de estilo muy cercano a la oratoria y al misticismo, impenetrables para el lector común. A pesar de que los críticos y estudiosos lo considerasen como uno de los poetas norteamericanos más grandes, cuya métrica revolucionaria contribuyó al desarrollo de la poesía moderna, el mejor exponente del optimismo, de la fe en la democracia y en la filosofía idealista de su época, y lo calificarán como una personalidad fascinante, gran artista y representante excepcional de las mejores cualidades del pueblo americano.

El otro Whitman, un personaje universal, que no está sometido al Dios tiempo, se percibe en cada una de las páginas de su poemario, en esta biografía no hay fechas solo lugares, el periodista que vive en estos trozos de vida, el hombre. El Whitman universal es también un ente plural. Nace en Paumonoz, isla con forma de pez, vive en Mannahatan5, soldado en el campamento, minero en California. Tienen una casa en los montes de Dakota. Es también el hombre que cree en el alma desnuda de prejuicios; un animal de la Naturaleza, viviendo en la propia Naturaleza; un cosmos hijo de Manhattan. Pero no solo eso, es además el poeta social que se acerca a los esclavos, el poeta del Mundo en “Canto de mí mismo” y en “Hijos de Adán”. Además, será también el poeta que anuncie lo que está por venir, un Whitman optimista que anuncia la llegada de la nueva América. Un Whitman que se despide, aunque no sea para siempre, es solo un hasta luego en “Canto de despedida”. Esta es la grandeza de Whalt Whitman.

Muy curiosa y global es la visión que nos presenta León Felipe en su paráfrasis del “Canto a mí mismo”, visión que aparece a modo de prólogo.6

Fernando Pessoa tiene mucho de Whitman, como en el americano en el lisboeta hay una aglutinación de seres que tienen en común convivir en un cuerpo mortal. El punto de confluencia de estos seres, Fernando Antonio Nogueira Pessoa. Este personaje tan particular nace en la capital del Tajo, Lisboa, en 1888 (año en el que Whitman sufre un nuevo ataque de parálisis que lo dejó en una silla de ruedas). Su padre, crítico musical, descendiente de cristianos nuevos, que murió en 1893. Dos años después, su madre se casa con el cónsul de Portugal en Durbam, hecho importante porque Pessoa niño debe trasladarse al continente africano. Recibe allí una educación típicamente británica, en la Escuela Superior de la ciudad, va a ser allí donde aprende un inglés perfecto (este dominio de la lengua británica nos hace pensar en la posibilidad de que hubiese leído a Walt Whitman en su lengua de origen)7


En 1905 regresa a Lisboa y al año siguiente se matricula en el Curso Superior de Letras, que dejó en poco tiempo. Fue corresponsal en el extranjero de varias sociedades comerciales lisboetas.


Callado, cortés y elegante, vivió solo el resto de su vida, cambió con frecuencia de residencia -para estar más tranquilo – y rápidamente fue personaje habitual en los cafés literarios de Lisboa. Así llega el año 1914, año en el que comienza a escribir sus poemas heterónimos, después de haber compuesto muchos poemas en inglés, francés y portugués, lengua que tuvo que recuperar literariamente cuando regresa de África. En 1915 lanzó, en colaboración con Mario de Sa-Carneiro, Luis de Montalvor y el brasileiro Roland de Carvalho, la revista “Orpheu”; de esta revista solo aparecerán dos números, aunque se trate de un acontecimiento muy representativo en la renovación de las letras portuguesas.


La vida de Pessoa no se prodiga en acontecimientos importantes: el poeta intervino en la creación y dirección de otras revistas literarias de vida muy efímera, aunque muy significativas, publicó varios poemarios en inglés y, en 1934, un año antes de su muerte, uno en portugués Mensagem, con el que pretendía plasmar líricamente los mitos y las esperanzas de su sebastianismo. Falleció de cirrosis hepática cuando empezaba a ser reconocido por los poetas y críticos de la revista de Coimbra “Presença”, como su maestro. La mayor parte de su obra permanecía inédita en el momento de su muerte.


Pessoa, ser plural, conforman su cosmos personal formas que crean un nuevo ser, el “Supra-Pessoa”. De todos ellos, son los más trabajados: Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis. Caeiro nace en Lisboa en 1889, un año después que su demiurgo y murió en 1915 tras vivir casi siempre en el campo. No tuvo ni profesión y con escasa formación intelectual, era el representante de la cultura espontánea sin interferencias ajenas. De estatura media, frágil i tuberculoso, parecía más fuerte de lo que en realidad erar. Tenía el pelo rubio y los hojos azules. Para su demiurgo representa la ruptura con el postsimbolismo portugués y la antítesis de la poesía metafísica y religiosa que Pessoa estaba escribiendo y no dejó de hacerlo en cuanto poeta heterónimo. Caeiro fue más un poeta que un pensador, ya que su especial sensualismos con precisión e no sus razones, son las que le hacen ser maestro de otros heterónicmos. Ricardo Reis nace en 1887, un año antes que Pessoa, en Porto. Era de estatura media, más bien alto, fuerte y delgado. Educado en un colegio de los Jesuitas, estudió medicina y en 1919 emigró a Brasil. Monárquico hasta el tuétano, no aguantó la República portuguesa, y por eso se fue a Brasil. Solo publicó un libro de odas en las que se reproducen antiguas formas romanas propias del género. Su paganismo se fundamenta en una mezcla de estoicismo y epicureísmo actualizados. No es un poeta reaccionario, aunque sí es un hábil actualizador de la tradición. Es el contrapunto a Álvaro de Campos, poeta desaforado y carente de disciplina. Álvaro de Campos nació en Tavira el 15 de octubre de 1890. Media 1,75, delgado y con tendencia a andar encorvado. Campos tenía un porte que recordaba vagamente a un judío portugués. Un tío sacerdote le había enseñado latín, lengua que dominaba. Viajó por Oriente. En sus versos desnuda el alma de Pessoa como pocos poetas habían osado hacer. Los críticos dicen que en sus versos resuenan los ecos de Whitman. Álvaro de Campos fue para Pessoa la manera de seguir el camino que había trazado en “Chuva oblíqua” y otros poemas similares, su manera de ser futurista, un poeta de vanguardia y hasta cierto punto la antítesis del Pessoa tradicionalista, no tanto de su contaminación simbolista, ya que este ismo ha sido el que ha impulsado el movimiento vanguardista de comienzos de siglo.


La naturaleza en Whitman y en Caeiro

Contextualizados los protagonistas de nuestro análisis ha llegado el momento de adentrarnos en uno de los aspectos que une la poesía de Pessoa a través de su heterónimo Alberto Caeiro y el poeta norteamericano Walt Whitman que no es otro que la naturaleza. Partiremos de la presencia de esta en Caeiro para llegar a la de Whitman.

Caeiro es el poeta de y para la Naturaleza, vive en ella y de ella. El alma del poeta es la guardiana de la Naturaleza (esta idea aparece recogida en el título de sus libros: O Guardador de rebaños y O Pastor Amoroso). La Naturaleza está llena de seres vivos, aunque carezca de la presencia humana. El hecho de esta ausencia humana hace que el poeta viva alejado de los hombres, puesto que la Naturaleza está vacía de hombres y él integrado en ella está solo, vacío de hombres. El poeta, cualquier ser de la Naturaleza, un pájaro que vuela, el viento que habla con él en los caminos…. El poeta habla de la Naturaleza porque la ama. Y la ama porque quien ama no sabe por qué lo hace, ni que ama. El poeta ama la Naturaleza porque ella no se pierde en razonamientos, es un vivir sin preguntarse por qué no puede vivir sin buscar un sentido a las cosas, y como la Naturaleza no le encuentra sentido no puede entenderla. Así hombre y Naturaleza siguen caminos paralelos.

“Amar a la eterna inocencia,

y a la única inocencia, es no pensar…”


La Naturaleza no sabe de artificios, so sabe de la simplicidad que supone el existir. Las flores si limitan a crecer, los árboles a florecer, el sol a lucir y los animales a vivir. El hombre por su parte piensa en los misterios de la existencia, en el por qué de los acontecimientos, cuando no tienen misterio ninguno. Cuando el hombre piensa en todas estas cosas lo que hace es cerrar los ojos y no verlas porque sus sentidos están ocupados en otras cosas. Cuando el hombre abre los ojos y las ve ya no piensa en nada, solo las ve. El único sentido de las cosas es precisamente que estas no tienen sentido íntimo ninguno. La Naturaleza es lo que se muestra ante nuestros ojos, no hay nada más allá de ella es todo y en ella se encierra todo. La Naturaleza es una síntesis de lo que nos entra por los ojos y por los oídos, es algo aprehensible por los sentidos.


“(Esto es tal vez ridículo a los oídos

de quien, por no saber lo que es ver para las cosas.

No comprende a quien habla de ellas

con el modo de hablar de quien repara en ellas enseña.”


Alberto Caeiro es el poeta de los sentidos, el hombre es rico porque su mayor riqueza es ver porque el hecho de ver supone poder comprender la Naturaleza. Y esta riqueza tiene su expresión plena y completa cuando el hombre está en contacto con la Naturaleza. La Naturaleza es el cofre donde el hombre tiene guardadas sus riquezas, y cuando lo abre es el momento en el que es consciente de su riqueza.


“Nos vuelven pequeños porque nos quitan lo que nuestros ojos nos pueden dar,

Y nos vuelven pobres porque nuestra única riqueza es ver.”


Los pensamientos del poeta son sensoriales, piensa con los ojos y los oídos, e con las manos y pies, con nariz y boca. Los sentidos del poeta (vista, olfato, oído, tacto y gusto) son los que hacen que el poeta piense, ellos son los instrumentos, y no la razón. El poeta se comporta como un animal más, perfectamente fusionado con la Naturaleza en armonía con los demás miembros, formando un único cuerpo, la existencia. Integrado en ella, el poeta olvida la racionalidad y deja salir sus sentimientos. Es un animal más.


“Pensar una flor es verla y olerla

y comer un fruto es saberle el sentido.”


El poeta habla con el viento, un viento alejado de los tópicos políticos. El viento no trae noticias de la amada que no está con el amado ni trae noticias de guerras y muertes. El viento solo habla del viento.


“Nunca has oído pasar el viento.

El viento solo habla del viento.

Lo que has oído es mentira,

y la mentira está en ti.”


El poeta tiene a la Naturaleza, y no desea otra cosa qué a la propia Naturaleza, no precisa de ninguna creación humana que se la recuerde. Teniéndola a ella tiene todo.


“¿Para que es preciso tener un piano?

Lo mejor es tener oído

y amar a la Naturaleza.”


La Naturaleza es única y como tal es irrepetible, esto hace que no haya dos árboles iguales, o dos días iguales. Ella es también simple, y por eso, cuando el poeta escribe lo hace con sencillez, y se conmueve con las cosas pequeñas. El poeta percibe que el hombre no es consciente de que es un depredador de la Naturaleza.


“Piden <<ensalada>>, despreocupados….

Sin pensar que exigen a la Tierra-Madre

la frescura de sus primeros hijos

las primeras verdes palabras que ella tiene,

las primeras cosas vivas e irritantes

Que no vio.”


El poeta quiere ser parte de la Naturaleza para estar cerca del pueblo. No quiere ser poeta de la sociedad urbana, el quiere estar al lado de los pobres, de las lavanderas y del molinero. De la gente que vive mezclada con la Naturaleza, gente que la entiende. Quiere vivir entre la gente que es como la Naturaleza y ella misma es Naturaleza. En este punto Caeiro es poeta social, pero a su manera. El estará siempre con el hombre natural.


“Antes eso que ser el que atraviesa la vida

mirando para tras de sí y teniendo pena de ella.”


Los elementos que forman parte de la Naturaleza, cuando son vistos por el poeta le recuerdan los años vividos. Así la luna cuando brilla sobre la hierba le recuerda los años de la niñez cuando la criada vieja le contaba cuentos de hadas. La finalidad de la Naturaleza es hacer florecer en el poeta los años pasados.


“La luna cuando brilla en la hierba

no sé qué cosa me recuerda ella.

Me recuerda la voz de la criada vieja

contándome cuentos de hadas.”


El hombre no puede ser feliz porque el hombre tiene que ser natural. Ser natural quiere decir ser como la Naturaleza, y si la Naturaleza se hace de días de sol y de lluvia, de día y noche, el hombre se hace de momentos felices y de momentos tristes. Ese proceso de acercamiento hombre-Naturaleza hace que la dualidad natural pase a formar parte de la idiosincrasia del hombre. En el fondo lo que percibe es la dualidad histórica en que cual se articula la existencia, la harmonía entre el bien y el mal.


NATURALEZA

HOMBRE



DÍAS DE SOL

DÍAS FELICES

BIEN

DÍAS DE LLUVIA

DÍAS TRISTES

MAL


“Pero yo no siempre quiero ser feliz.

Solo preciso ser de vez en cuando infeliz

Para poder ser natural.”


La mirada del hombre es como la Naturaleza, porque como esta no interroga ni se asusta. De interrogarse y espantarse el hombre no viviría en él la Naturaleza, porque ella no es ni interrogatorio ni espanto. La Naturaleza no sabe de reflexiones ni de interrogaciones, ella es como él y no importa por qué es ni para qué es.


“Si y me interrogase y me espantase

no nacerían flores nuevas en los campos

ni cambiaría cualquier cosa en el sol de modo que él fuese más hermoso.”


Lo esencial es saber ver, y quien no ve las cosas como son tiene su libertad secuestrada, porque encierran las cosas bajo nombres que no son los propios, y cuando el poeta se sirve de estos nombres irreales referencia otras cosas. Cuando el poeta dice que los ojos de la amada eran un cielo azul, se refiere al cielo y no hace referencia a los ojos, porque los ojos no son el cielo.


“Pero eso ¡tristes de nosotros que traemos el alma vestida!

Eso exige un estudio profundo,

un aprendizaje de desaprender

y un secuestro en la libertad de aquel convento

de que los poetas dicen que las estrellas son las monjas eternas

y las flores las penitentes convidadas de un solo día,

pero donde al final las estrellas no son sino solo día,

ni las flores siendo flores,

siendo por eso que les llamamos estrellas y flores.


La Naturaleza es clara, inútil y pasajera, y ella no pretende ser más de lo que parece ser. La belleza como algo que no se puede ver o oír, es el nombre de cualquier cosa que no existe y que le dé el hombre a esas cosas a cambio de la satisfacción que le dé a las mismas. La satisfacción es una sensación que el hombre percibe, pero si el hombre aprehende esa sensación no es por la existencia de la sensación, sino por la existencia de la cosa. Las cosas no son hermosas, tienen simplemente color, forma y existencia.


“Sí, incluso a mí, que vivo solo de vivir,

invisibles, van a tener conmigo las mentiras de los hombres,

ante las cosas,

ante las cosas que simplemente existen.”


La Naturaleza es divina para el hombre, este piensa en ella como en un ente, el hecho de que el hombre la piense como un ente implica tener que usar el lenguaje de los hombres. Lenguaje que da personalidad a las cosas y les da nombre. Dar personalidad quiere decir hacerlas personas, pero las cosas si son personas ya no tienen personalidad ni nombre, del mismo modo la Naturaleza no es divina.

S

La natu La naturaleza divina y no es divina...

Si a veces hablo de ella como una

es sólo que para hablar de ella, necesito usar el lenguaje de los hombres.

Eso le da personalidad a las cosas,

                       y nombra cosas. 

                       Pero las cosas no tienen nombre ni personalidad:

Existen, y el cielo es grande y la tierra ancha,

y nuestro corazón del tamaño de unpuño cerrado...

  Bendito sea yo por todo lo que no sé.

Disfruto de todo esto como quién sabe que está el sol.


Caeiro critica a los poetas místicos porque les otorgan a las cosas cualidades que son propias de los hombres. Cosas que forman parte del interior del hombre, sus sentimientos. Pero la Naturaleza no tiene que ser interior – sentimientos – si los tuviese no sería Naturaleza. La Naturaleza es existencia y no es esencia – en terminología de la filosofía clásica -.


“Es preciso no saber lo que son flores y piedras y ríos

Para hablar de los sentimientos de ellos.

Hablar del alma de las piedras, de las flores, de los ríos,

es hablar de si mismo y de sus falsos pensamientos.

Gracias a Dios que las piedras son solo piedras,

Y que los ríos no son sino ríos,

E que las flores son solo flores.”


El poeta siempre es el mismo como el color de las flores. Las flores cambian de color como las situaciones, un color cuando están al sol y otro cuando están a la sombra, pero cuando es feliz tienen una actitud muy diferente a cuando es feliz.


“Pero soy siempre yo, assante sobre mis pasos

el mismo de siempre, gracias al cielo y a la tierra

y a mis ojos y oídos atentos

y a mi alma clara simplicidad de alma...”


El alma es simple y no piensa. Por eso no piensa la Naturaleza, lo que el alma hace es cantarla. La definición del poeta es el lugar en donde vive, hecho que recuerda el refranero “El buey no es de donde nace es de donde pace.” El poeta vive en lo alto de un otero – desde el otero puede ver bien lo que le rodea – una casa encalada y sola.


“Mi misticismo es no querer saber,

vivir y no pensar en eso.”


El poeta es el intérprete de la Naturaleza para que los que no perciben su lenguaje, porque la Naturaleza no tiene lenguaje, y no la entiende, porque ella no puede ser sometida. Así el poeta para que los hombres las entiendan, el poeta utiliza el lenguaje de los hombres, el poeta dice que las flores sonríen, que los ríos cantan, porque es así como hace sentir a los hombres que el califica como falsos, la existencia real de flores y ríos.


“Porque escribo para que ellos me lean me sacrifico a veces

a su estupidez de sentidos....

No coincido conmigo pero me absuelvo,

porque solo soy esa cosa seria, un intérprete de la Naturaleza,

porque hay hombres que no perciben su lenguaje,

porque ella no será lenguaje ninguno.”


La Naturaleza es egoísta, las flores solo se preocupan de florecer y los ríos de fluir. La misión de la Naturaleza consiste en existir claramente y saber hacerlo sin pensar en ello. La Naturaleza es un fluir constante, no se pasa la existencia. El hecho de ser un fluir constante hace que la Naturaleza sea también egoísta. Un egoísmo que le hace no pensar en los hombres que sufren. Esto demuestra que Caeiro no es un poeta social, no baja a la calle a mezclarse con la gente, el solo tienen una preocupación, existir.


“(Pero yo mal lo estaba oyendo.

Que me importan a mí los hombres

y lo que sufren o saben que sufren?

Sean como yo – no sufrirán.

Todo el mal del mundo viene de enfrentarnos unos con otros,

sea para hacer el bien, sea para hacer el mal.

Nuestra alma y el cielo y la tierra nos llegan.

Querer más es perder esto, y ser infeliz.)”


Cuando el hombre piensa en las cosas de ja de ver las plantas y los árboles, y deja de ver la Tierra para pasar a ver sus pensamientos. El hombre, ante esta nueva situación, se entristece e se queda a oscuras, aunque cuando no pensase él tendría la Tierra y el Cielo. El hombre cuando piensa, como deja de ver la realidad él se queda a oscuras, así el hombre en esta situación se queda ciego y no puede ver las cosas. Esta ceguera lo que hacer en último término es privarlo de la existencia, y está condenado a muerte.


“Encuentro tan natural que no se piense

que me pongo a reír a veces, solo,

no sé bien de que más es de cualquier cosa

que tienen que ver con tener gente que piensa...”


El hombre verdadero y primitivo era el que veía nacer el sol y todavía no lo adoraba. Porque eso es lo natural. Cuando el hombre diviniza al sol lo que hace es una abstracción, pero el son lo es Dios porque Dios no existe, e una abstracción de la mente. El sol solo existe porque las cosas son lo que son; es decir, el sol es sol en cuanto existe. Y cando el hombre lo diviniza lo que hace es darle un nuevo nombre, pero esto no es necesario.


“Bendito sea el mismo sol de otras tierras

que hace mis hermanos todos los hombres

porque todos los hombres, en un momento del día, lo ven como yo,”


El sentido oculto de las cosas es no tener ningún sentido oculto, las cosas son realmente lo que parecen ser y no hay nada que comprender. Las cosas no tienen significado, lo que sí tienen es existencia. Las cosas en sí son ellas mismas su sentido oculto. Las sensaciones solo existen cuando se reflejan en cosas que existen, así el perfume, el color, el movimiento no existen. Las flores no tienen perfume, ni color y las mariposas no tienen color ni movimiento. El color existe en cuanto lo tienen las mariposas en sus alas, el movimiento se percibe en el movimiento de las mariposas y el perfume existe en el perfume de la flor. Las sensaciones existen porque existen las cosas. Así la mariposa y la flor no son de un color o tienen un perfume propio, son simplemente mariposa y flor.


En la Naturaleza no entre el recuerdo porque la Naturaleza de ayer no es Naturaleza, o que fue no es nada, y recordar no es ver. Lo que ya ha estado no sirve para nada. Cuando el hombre recuerda lo que hacer es cerrar los ojos al hoy - está ciego en la realidad – y abre los ojos al ayer, el ayer no sirve para nada porque cono no se ve no existe, por tanto, no forma parte de la Naturaleza.


“Antes el vuelo del ave, que pasa y no deja rastro,

que el paso del animal, que deja huella en el suelo.

El ave pasa y olvida, y así debe ser.

El animal, donde ya no está y por eso de nada sirve,

muestra que ya estuvo, y que no sirve para nada. “


Escribe como siente a la Naturaleza. El profeta anuncia un nuevo Universo, él es quien descubre la Naturaleza al hombre, que no la entiende. Este nuevo Universo es un cosmos de sensaciones, él traza el propio Universo.


“Soy el Descubridor de la Naturaleza.

Soy el Argonauta de las sensaciones verdaderas.

Traigo al Universo un nuevo Universo

porque traigo al Universo a él mismo.”


La Naturaleza se caracteriza por ser parte sin un todo, no una unidad uniforme. La Naturaleza como unidad no existe, hay montes, valles, planicies, árboles, flores, hierbas, ríos y piedras, pero no existe un todo que aglutine a todos estos elementos naturales.


“La Naturaleza es parte sin un todo.

Esto es tal vez el tal misterio del que hablan.”


En Whitman como en Caeiro también tiene mucha importancia la presencia de la Naturaleza. No podemos olvidar que una de las obras más importantes del poeta norteamericano lleva como título LeavesofGrass (Hojas de hierba). En este caso el poeta está perfectamente integrado en la Naturaleza, estableciéndose una convivencia harmoniosa entre los dos elementos – Naturaleza y hombre -. La Naturaleza está siempre presta, cuando el poeta quiere describir su cuerpo utiliza los elementos de la Naturaleza, para presentar así un paralelismo mucho más acusado.


El poeta nace de la unión de la tierra y del aire, en los que se integra el propio poeta. La energía que tiene proviene de la Naturaleza, de una Naturaleza sin freno.


“Soy puerto para el bien y para el mal, hablo sin

preocuparme de los riesgos,

naturalmente sin freno con elemental energía.


Para ser el dueño de las cosas el hombre tiene que recibir las cosas por él mismo, oír lo que le llega de todos lados y ver por sus ojos. Todo lo que ve y oye tiene que ser tamizado por el propio hombre.


“Queda conmigo este día y esta noche y ser solo señor

del origen de todos los poemas,

ser solo el señor de los bienes de la tierra y del sol (aunque

queden miles de soles),

Ya no recibir de segunda o de tercera mano las

cosas, ni mirar solo por los ojos de los muertos, ni

regresa, las cosas de la Naturaleza. Una Naturaleza en la que el hombre está

integrado, y de la que el hombre, en el fondo, aprende toda la verdad.

La escrita y la charla no se revelan,

llevo en el rostro la grandeza y la proa de todas las cosas,

con silenciosos labios puede refutar al críptico.”


Al escuchar la Naturaleza hace al poeta aumentar su canto, porque los sonidos que pueblan la Naturaleza enriquecen al hombre. La Naturaleza lo que hace es enriquecer el espíritu de los hombres. Al escuchar a los sonidos que hay a su alrededor le permiten enfrentarse con el mayor de los misterios de la humanidad, que es el misterio del ser.


“Ahora no haré otra cosa que escuchar,

para que lo escuchado aumente mi canto, para que los sueños lo enriquezcan.”


El poeta defiende la importancia del ser más insignificante de la Naturaleza, en oposición a las cosas que el hombre considera grandiosa, y que esto vacía de significación. La importancia de la Naturaleza está en las cosas pequeñas, es mucho más importante la existencia de una hormiga que al de cualquier momento creado por el hombre.


“Ser por fas o por nefás, ¿qué es eso?

(Giramos y giramos para volver al mismo punto,

todos nosotros, sin final),

De no haber nada más evolucionado que a almeja

en su insensible valva, eso sería suficiente.”


El hombre es la síntesis de todos los elementos que conforman la Naturaleza. Él es quien puede y debe recuperar lo que dejó atrás, y de hacerlo volver cuando él quiera. Los animales son secretos y plácidos, y su fin es vivir sin tener que preocuparse de nada. Y el hombre, que es un animal natural como otros, tiene que vivir su vida sin preocuparse.


“No se atormentan ni se quejan de su condición,              no se quedan despiertos toda la noche ni lamentan sus culpas,              no se abruman con discusiones de sus obligaciones paca con Dios, ni uno solo está descontento, un uno solo está dominado por la locura de tener cosas, ni uno solo se arrodilla delante de otro, así fuese de su especie que vivió hace miles de años, ni uno solo es honroso e infeliz en toda la superficie de la tierra.”


La Naturaleza es simple, ingenua y cuando actúa lo hace sin ley alguna. Y el hombre para ser hombre completo tiene que dejar todo lo que tiene de hombre – tiene que dejar sus ropas, que no son otra cosa que sus prejuicios – y ponerse a andar por su vida, esto es simplemente vivir.

Los hombres son animales naturales, es decir, son la Naturaleza, como animal natural que es solo le queda la libertad y la felicidad, derechos que tienen todos los demás miembros de la Naturaleza. Así los pájaros son libres sus cantos armoniosos. El hombre vivió mucho tiempo lejos de la Naturaleza, y cuando vuelve a ella como el baúl lleno de grandes tesoros, solo tiene la libertad y la felicidad.


“¡Cuánto tiempo nos engañaron!

Cambiamos ya, nos apresuramos a fingir como huye la Naturaleza,

somos la Naturaleza, mucho tiempo estuvimos

             Lejos, pero ahora volviésemos, […]

hemos descrito círculos hasta volver los dos al hogar,

hemos vaciado todo, mas no la libertad y nuestra alegría.”


El poeta pasó sus días más felices en los bosques y en las colinas, esto es, rodeado de la Naturaleza y llenándose de ella. Como ella y dentro de ella el poeta deja todo lo que tiene de hombre no natural, para así encontrar de nuevo el hombre natural que el busca. Un hombre que tiene solo una preocupación: vivir. La Naturaleza que el hombre encuentra en su búsqueda del hombre natural es una Naturaleza generosa y llena de vida, en una palabra, es una Naturaleza fluida.




NOTAS

  1. Barreiros, António José; Historia da literatura portuguesa, Tomo 2; Pax Editora; 9º edición; 1981

  2. Saraiva, A. J. & Lopes, Oscar; Historia da literatura portuguesa; Porto Editora

  3. “Los cuáqueros son una secta religiosa caracterizada por la devoción mística, el abandono de los ritos y formulismos, el uso del silencio es el culto, la repulsa a la violencia y a la guerra, el apoyo decidido a las causas humanitarias y benéficas. El Cuaquerismo fue fundado en Inglaterra por George Fox (1624-91), que repudió los credos, ceremonias y clero de todas las iglesias para atenerse exclusivamente a las Sagradas Escrituras como fuente de información acerca de las enseñanzas de Jesús y las creencias y prácticas de la Iglesia primitiva. Sostuvo que las personas espirituales están guiadas por la “luz interior” o la inspiración del Espíritu Santo. Uno de sus seguidores, William Penn, recibió extensas concesiones de tierras en Pensilvania (USA) en pago de una deuda contraída por la Corona con su padre, el almirante Penn. No tardaron en llegar allí sus perseguidos colegas europeos. Con ellos fundó en Filadelfia (1682), que se convirtió en foco del cuaquerismo norteamericano. El Comité de Servicios de los Amigos Americanos, juntamente con la Sociedad Británica de Amigos de la Paz”, Gran Enciclopedia del mundo, Tomo VI

  4. “Te saludo en el inicio de una gran carrera.”

  5. Ver poema “Al partir de Paumanok”

  6. Felipe, León; “Prólogo” en Whitman, Walt; Canto a mí mismo, Madrid, Akal, 1990

  7. El propio Pessoa dejó un ejemplar de la obra de Whitman con anotaciones de su propia mano.

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Manuel Antón Mosteiro García

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