Recibir notificaciones

¿Deseas recibir notificaciones de BitBook Lite?

Descarga la aplicación

Descarga la aplicación móvil de BitBook Lite para obtener una mejor experiencia en tu dispositivo.

Hola, mundo

Mensaje largo...

Haz click en la pantalla para cerrar

Nuevo post

Publicar
Cargando...

Categorías del post

Cargando...

Aquí debería haber un mensaje...

Aquí debería haber un mensaje...

Descartar Aceptar

Guardar y cerrar

Normal

Claro

Noche

Noche clara

Sepia

Cargando...

BitBook Lite

Lectura en voz alta

Voz

Volumen: 100

Velocidad: 1

Tono: 1

Desplazar a una parte del libro:

Desplazar

Botón de play / pausa:

Mostrar / Ocultar

Reanudar

Pausar

Siguiente

Anterior

Añadir canción

Volumen

Tiempo

Cerrar menú

Reproduciendo

Temas

Crear tema

EL Caipora
Eran las doce del mediodía, ya nos disponíamos mi padre y yo a ir a la estancia en donde trabajaba su peón Nelson. El hombre nacido en Brasil, había migrado al país de muy joven, no perdiendo ese acento portugués mezclado con castellano. Al llegar al lugar, Nelson como era de costumbre siempre tenía algo que hacer, desde arreglar el alambrado hasta hacer muebles, con los restos de machimbre que llevábamos.
Isabel, su esposa, se la podía ver cocinando y limpiando la casa que la pareja se encargaba de cuidar, y su hijito Benito de siete, que se la pasaba jugando con los perros y ayudando en la medida que podía.
Cuando terminábamos de dejarle las mercaderías que nos pedía Isabel, yo me quedaba a conversar con su marido, en cuyas pláticas siempre aprendía algo nuevo.
Para la charla iba preparando mi equipo de Terere‘, ya que era una bebida muy predilecta después de largas horas de trabajar en el Sol.

Anuncio

Nuestro tema eran los mitos y leyendas de nuestra región, yo siendo de la provincia de Formosa, hablaba del Pombero, Lobizón, la Llorona, el kurupí, y cada relato que escuchaba o había leído.
Por su parte el brasileño sabia de muchas historias de criaturas extrañas que rondan por las selvas y montes de su tierra natal, muchas veces presenciado por el mismo.
Cuenta que hace tiempo trabajaba de carbonero para una fábrica familiar ‘‘ Los Negrera ‘‘ , eran cinco en total, cuya tarea era internarse en el monte a recoger leña, para después hacerlo carbón y empaquetarlo para la venta.
Ese día hacía calor, y no había encontrado leña seca, por lo que decidió adentrarse más profundo en la espesura.

Anuncio

Habiendo caminado un buen trecho, noto unas pisadas anormalmente grandes para ser de alguien descalzo.
En eso nota una sombra que se acercaba al lugar donde se encontraba, su sorpresa fue mayor al notar que este ser era de una gran envergadura, tan alto como una palmera con los pies al revés. Los talones estaban hacia adelante, que le servía para despistar a quienes se atrevían a seguirlo., Era muy peludo, su pelaje asemejaba al de una oveja, de color verdoso para camuflarse, su cabeza y hocico era la de un Zorro con orejas muy diminutas.
Poseía manos con garras, que podían tranquilamente destrozar un cráneo humano.
Lo miro fijamente, de su boca salieron unas palabras, CHICO TIENES TABACO?

Anuncio

Paralizado por el miedo, recordó que llevaba un atado de tabaco guardado en el bolsillo, por lo que en un rápido movimiento lo lanza cerca de donde se encontraba la criatura.
El animal lo recoge para después perderse en los matorrales, pudiéndose ya mover se aleja del sitio.
Al poco caminar encuentra una pila de leña a un costado del camino, alegrado de su suerte, recoge lo encontrado habiendo terminado su jornada.
Don Negreira, su patrón, se sorprende de la calidad de la madera, por lo que llama a su empleado para preguntarle donde consiguió esa leña de tan excelente calidad para el carbón.

Anuncio

Nelson un poco avergonzado, le cuenta a su jefe de aquel suceso, pensando en que se le reiría, por el contrario lo escucho atentamente.
Tras lo narrado le dice que tuvo mucha suerte de salir airoso de ese encuentro, a la criatura le dicen Caipora el padremonte. Se comenta que es un ser vengativo, que daña a quien trata de dañar la selva y a los animales, este en agradecimiento por el tabaco te regalo esa excelente madera, aunque no siempre suele ser el caso.
Años atrás su cuñado Álvaro iniciaba también con el negocio del carbón, había escuchado del Caipora y como este premiaba a quienes les ofrecían regalos.
Era tanto su ambición que se aventuró solo en busca de esa bestia, llevando varios atados de tabaco y botellas cargadas de miel, ya que estos eran su predilecto.

Anuncio

No tuve éxito en tratar en convencerlo, por lo que emprendió su viaje muy temprano a la mañana.
Pasaron las horas y no volvía, haciéndose de noche decidí ir a buscarlo con unos vecinos de la zona.
Después de mucho buscar, encontramos su cuerpo sin vida, con la particularidad de que la cabeza se encontraba volteada, y en los ojos expresando el horror antes de fallecer.
Dicen que aquellos que mueren a manos del padremonte, vagan como almas en pena por las noches de luna, persiguiendo a quienes se atreven a pisar los dominios de aquel ser endemoniado.

Anuncio

Desde ese día, Nelson ya no volvió al monte, pero aconseja a aquellos que lo hacen, que si ven pisadas grandes, que corran en sentido contrario, recen un padre nuestro y no volteen la mirada hasta alejarse lo más posible del lugar.
FIN
Autor: Adrián Fariña 

Anuncio

Anuncio

Anuncio