EL MANIQUÍ
J. Alberto Ruiz S.
“No te distraigas, él viene por ti y no hay nada que pueda detenerlo. Eres su presa, voltea hacia atrás y lo confirmarás.”
-Dorian S.
2024, J. Alberto Ruiz S.
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Portada: Molusco's War.
Corrección de estilo y edición: Molusco's War.
Idea original: J. Alberto Ruiz S.
Titulo: El Maniquí
Después de dos meces en coma por fin he despertado, lo ce después de ver mi teléfono celular. Tomo en mis manos un archivo medico en el cual mi nombre está escrito, Dante S.
parece ser que después de la golpiza que me dieron aquellos pandilleros caí en coma, pero para ser sincero… no ciento ningún otro dolor mas que el de mi espalda, al estar acostado por dos meces, aunque en el archivo médico parece ser que quebraron mis costillas.
Intento levantarme o al menos sentarme en la orilla de la cama de hospital, solo llevo encima una de esas odiosas batas descubiertas por detrás. Al momento de sentarme mis huesos comienzan a crujir como si ya ni recordaran lo que es el movimiento, solo que mis piernas parecen no responder a los mandos de mi cerebro, lo cual me hace caer al suelo, golpeándome el pecho y las rodillas, pues con mis brazos impedí golpearme el rostro.
-Ayudaaa -Grito con fuerza pero parece ser que nadie me ha escuchado, así que me arrastro con dificultad, exhalando el poco aire que alimenta mis cansados pulmones. Arrastro mi cuerpo descubierto del trasero hasta afuera de la habitación, encontrándome con un desolado pasillo blanco con bancas de espera, en donde también observo una silla de ruedas al costado de los extintores de emergencia. Continúo por el pasillo pero me es demasiado difícil después de no usar en semanas mis brazos, aunque muchas veces asistía al Gim, nunca logré nada en mi cuerpo, tengo piernas fuertes pero mis brazos no son lo demasiado poderosos como para levantar mi propio peso.
Al llegar hasta la silla de ruedas, comienzo a treparme de manera complicada, ya que parece ser que la silla está lubricada con algún líquido amarillento, se podría tratar de material médico pero en mi opinión parece grasa de cerdo. Una vez más intento subir a la silla pero obtengo el mismo resultado y caigo al suelo.
-¡Maldita sea! No puedo vivir en el suelo, arrastrándome como un gusano. -Digo mientras tomo la silla con mi mano izquierda y con la derecha me arrastro hasta la puerta principal, en donde tal vez haya gente que pueda ayudarme.
-¿Hay alguien que pueda ayudarme?
Comienzo a sentir fobia por no escuchar ruido alguno, así que decido soltar la silla y arrastrarme más rápido hacia el exterior. Mi respiración se agita y mis piernas comienzan a sentir dolor y cansancio, una buena noticia por fin, pronto mis piernas reaccionarán por completo y podré ponerme de pie, aunque por ahora siga pecho tierra.
Logro salir del hospital y una ráfaga de viento se pone a bailar entre mi cabello despeinado. Parece que esta nublado y solo escucho las ramas de los árboles agitarse con el aire, hasta que de pronto…
-Al fin despertaste… ¿Estas listo?
Escucho decir a una voz masculina y grave. Algo dentro de mí estalló al pensar encontrarme con una persona, pero al ver a mi alrededor no encuentro vida alguna, solo autos en el estacionamiento, basura y un horrible maniquí al costado de una banca de metal. Tal vez soy un hombre de cuarenta y tres años, pero mi oído aún funciona al cien y estoy seguro de que escuché a alguien.
-Hola… ¿Hay alguien aquí? Necesito ayuda. -Parece como si no hubiese nadie, pero insisto en que escuche a una persona. Me arrastro hasta la pared y recargo mi espalda ahí, mientras masajeo mis rodillas y muslos. -Reaccionen malditas piernas, ahora las necesito más que nunca.
Observo a la distancia árboles, cercas, hectáreas de maíz, una persona y un… ¡Cielos! Una persona…
-Ayudaaa, porfavooor. -Sonrío al ver como voltea en mi dirección, se está acercando con rapidez y viste un traje de empresario, aunque se mueve algo extraño.
El sujeto ha llegado hasta a mí demasiado pronto, pero en vez de preguntar por mi estado de salud comienza a buscar entre un bote de basura.
-¿Podrías ayudarme? -Le pregunto una vez que pone sus ojos en mí. Pero de la nada se lanza sobre mis piernas e intenta jalarme. -Suéltame maldita sea.
Espuma comienza a escapar de su boca y la limpia con un descuidado movimiento de brazo, creo que no porque vista un traje lo convierta en un caballero.
Intento alcanzar sus brazos para así luchar contra él y evitar que me haga lo que en su retorcida mente pasa. Pero por más que lo intento no logro alcanzarlo, aunque no todo esta perdido pues la misma voz que escuche hace unos momentos se manifiesta nuevamente.
-¿Viniste por más? ¿Aún quieres jugar?...
El sujeto suelta mis piernas y comienza a gritar de una manera traumante, como si se quemara por dentro gracias a algún temor profundo. Un miedo que logra hacer que salga huyendo lo más rápido posible entre el maíz.
¿Quién rayos era ese sujeto, me pareció familiar su mirada? Una pregunta más… ¿De quién es la voz que escucho? Ya volteé de lado a lado y la verdad no creo que se trate de mi conciencia.
Dejando atrás a ese sujeto… Intento ponerme de pie y esta vez mi pierna izquierda responde, estoy salvado al poderme sentar en la banca que esta aquí. Observó detenidamente al maniquí que está a mi lado y me doy cuenta de que en su brazo tiene nombres grabados con alguna herramienta punzocortante. Incluso esta el nombre de mi jefe de trabajo, ese viejo de ochenta y cuatro años que no hace nada más que joder mi vida… “Don Toño hijo de perra”.
Me gustaría tenerlo frente a mí y poder gritarle que renuncio a su estúpido empleo de guardia de seguridad en la tienda de juguetes. De hecho este maniquí se parece mucho a los que visten con trajes de personajes de caricaturas en el centro comercial, solo que este está completamente desnudo. Bueno… ahora es hora de buscar ayuda, mis débiles piernas han recobrado el movimiento y su fuerza. Me pongo de pie aunque aún mi equilibrio me hace temblar un poco, pero me sostengo de la banca.
¿Cómo estará mi familia? Casi puedo jurar que ni siquiera se enteraron de lo que me sucedió, perdí contacto con ellos después de que mi esposa decidiera mudarse a San Luis Potosí y casarse con otro sujeto. Siempre hice las cosas bien y tal vez eso fue lo que ella no quería, tal vez quería un hombre que no admirara su belleza, que estuviera flojeando en casa y no llevar ni un peso encima. Es una gran duda que surge en mi mente… ¿Hice algo mal o yo fui el problema?
Ni yo podría contestar esa pregunta en mil millones de años sobre esta tierra…
Capítulo 2
Llevo más de media hora buscando a alguien entre las casas y negocios, pero parece que no hay nadie. No tengo ni idea de que lugar sea este pero no me gusta nada. Ni siquiera existen calles que lleven a otro lado, solo una carretera la cual se ve desolada y llena de baches. No tengo otra opción caminaré en busca de alguna otra persona que no sea el loco del traje.
Entro a la carretera caminando, pues aquí ni siquiera encontré un solo auto, parece un pueblo fantasma solo que dentro de las viviendas todo está impecable, como si alguien hiciera el quehacer diariamente.
Camino mis primeros trescientos metros y me he dado cuenta de que entre más camino, más percibo un nauseabundo olor, talvez un animal muerto o un pozo de agua estancada. También escucho lo que parece ser una lámina metálica sonar repetidamente, quizás por fin me encuentre con gente y comida.
Después de haber caminando un poco más, encuentro una cerca de púas a cada lado de la carretera, y a unos metros un pozo de donde viene el sonido de lámina. Tengo mucho miedo y esto de estar varias horas sin hablar con alguien , me esta volviendo loco y me hace escuchar voces, pero no puedo rendirme, me muero de sed y de poder sentirme seguro, pues me siento acechado y creo que esto último no es mi imaginación ni producto de mi agotamiento.
Atravieso la cerca pasando por en medio de los alambres de púas, para lograr llegar hasta el pozo y notó que hay una caja metálica que hace aquel sonido que escuchaba, así que la levantó y entonces sale un pequeño minino color negro, parece tener hambre y su ojo izquierdo está lleno de lagañas, las cuales le impiden abrirlo.
-¿Qué tal amiguito, necesitas ayuda? -El pequeño gato maúlla como si buscará a su madre, tiene frío y casi no logra ponerse de pie mucho tiempo, entonces lo tomo entre mi brazo izquierdo y mi pecho, esperando a que se sienta mejor y producirle algo de calor. Lo llevaré conmigo hasta encontrar un mejor sitio o hasta encontrar a su mamá, pero ahora sacaré una cubeta de agua de ese pozo y le daré de tomar.
Tomó una cubeta vieja que encontré en el suelo y la ato a la cuerda del pozo, aquí hay mucha agua y de solo verla me estremezco, es una pequeña felicidad que no había sentido desde que desperté del coma. Después de sacar el agua le sirvo al minino en una lata de atún oxidada que encontré sobre un pedazo de tronco, y yo también doy un buen sorbo de la cubeta, está congelada y sabrosa al mismo tiempo, y a mi pequeño amigo parece también gustarle y ponerlo de buenas, pues al fin levantó su cola y se lamió su pequeña pata. Debería ponerle un nombre y creo que Venus le queda bien, nunca me gustaron los animales pero ahora me hace feliz encontrarme con uno.
Después de beber agua y embotellar la suficiente en tres envases de detergente, estoy listo para seguir mi camino, además que solo quedan aproximadamente dos horas antes de que se esconda el sol. Levantó al pequeño minino y atravieso la cerca nuevamente hacia la carretera, pero al poner un pie sobre el asfalto el minino comienza a estremecerse y su pelaje se esponja, algo lo ha asustado o presiente algo malo, así que camino sin voltear a atrás y con la esperanza de encontrar donde pasar la noche. Espero encontrar un pueblo en el camino o al menos una caja de cartón para Venus, está tan pequeño y no quiero que pase frío.
Necesito un refugio pronto, ha comenzado a lloviznar y un aire frío acompaña la delgada lluvia, Venus a comenzado a comportarse extraño, me rasguña y carraspea con temor. Me quedaré justo aquí, bajo un delgado huizache, pasaremos mucho frío y yo solo tengo esta maldita bata y unos tenis color blanco y negro que encontré en las casas, no había nada de ropa y fui un estúpido al no cubrirme aunque sea con las cortinas, y aunque quisiera no puedo regresar, esta demasiado obscuro y la neblina se está acercando velozmente.
-Descansa Venus -Le digo mientras acaricio su mentón y él ronronea con ternura, ojalá no pasemos tanto frio o podríamos enfermar de gripe.
Cierro mis ojos, esperando el momento en que mi mente comience a divagar entre los sueños, pero de pronto Venus salta desde mis brazos hasta a un lado, en donde están las botellas de agua, para después salir huyendo… -¿Qué rayos?
Capítulo 3
Después de que Venus saliera huyendo, me encontré con algo que me percató al momento, aunque parece algo demasiado tonto, me he asustado un poco. Un maniquí está de pie a unos veinte metros de distancia, justo en medio de la carretera por donde llegué. -¿Quién pudo haberlo traído hasta aquí? De seguro el tipo del traje me está jugando una broma -Digo en mi mente, observando a mi alrededor en busca de algún movimiento o sonido, además de la presencia de Venus.
No podre dormir sabiendo que alguien me quiere jugar una broma, ¿Qué puedo hacer para mantenerme despierto? Solo pienso en lo bello que sería poder ver a mis dos hijos, Eric y José. Ya son mayores de edad y no me sorprendería que alguno de ellos ya esté comprometido. Siempre fueron buenos muchachos, estudiosos y poco problemáticos, ahora quien sabe si me recuerden.
En fin, tengo que continuar o puedo ser víctima talvez de una pesada broma. Seguiré caminando y espero que Venus aparezca, pues soy una persona que necesita distraerse con algo para poder realizar una acción.
Talvez sean las 3:00 de la mañana, lo creo al ver la luna en un punto elevado. Hace frío y por fin encontré a Venus, estaba dormido al pie de un poste de madera que sujeta el alambre de púas, tenía entre sus patas una pequeña lagartija de color marrón.
Veo a lo lejos un pequeño poblado al lado del camino, hay pocas lámparas en el lugar y me es difícil observar si hay personas o ruido alguno, quisiera que haya algo que vestir pues me estoy congelando de pies a cabeza y Venus creo siente lo mismo. Hay algo tirado unos pasos más adelante, creo es un montón de ropa tirada o bolsas de basura, pero entre más me acerco me percato de que se trata de una persona, así que corro hacia la persona para poder ayudarla y brindarle apoyo. Pongo a Venus en el suelo y sujeto a la persona de la playera, es un hombre con no mas de treinta años de edad, tiene una moda de pantalones cortos con cadenas que cuelgan de los bolsillos.
-¿Qué te sucedió amigo? -Pregunto sin obtener respuesta alguna. Tomo su cabeza para poder observar su rostro y me doy cuenta que la cuenca de sus ojos esta vacía, además de miles de gusanos salir de ahí. Salto hacia atrás cayendo sobre mis nalgas, asustando a Venus quien salió huyendo hasta lo que parece ser un pequeño hotel, me pongo de pie y lo sigo a toda velocidad.
-¡AYUDA! Hay un hombre muerto en el asfalto, parece que tiene varios días sin vida. -Grito a todo pulmón, pero en el despacho no hay nadie, incluso están todos los folletos de habitación en el suelo, las llaves regadas por todos lados, las lámparas parpadean y emiten un sonido parecido al que produce la televisión al momento de no tener señal.
Subo las escaleras, tomando el barandal de seguridad con la mano temblorosa. Venus viene tras de mí e incluso sus pisadas al aplastar los folletos me da pánico y terror -Vamos Venus, busquemos algo de ropa- Digo sonando mis dientes por el frío y el miedo.
Llego hasta la puerta de la habitación numero tres, la cual está entreabierta, dejando escapar un olor horrible y putrefacto, un olor que me arrastra a investigar de lo que se trata. Entro en la habitación, la cama esta desarreglada y las almohadas en el suelo están manchadas de un liquido rojo. Abro el armario y me encuentro con ropa cómoda y muy costosa por lo que veo en las etiquetas, siempre quise usar este tipo de ropa. Hay calcetas, tenis, playeras, bermudas, pero no encuentro boxers, creo que así podre andar aunque no sea muy cómodo.
A Venus parece ser que le incomoda algo dentro del armario pues se a esponjado y a corrido hasta la cama de la habitación. Me pongo de rodillas e introduzco mi brazo entre los largos abrigos de los cuales he tomado uno. Toco con mi mano lo que parece ser madera así que lo jaló hacia afuera, y de un momento a otro me encuentro bajando las escaleras a toda velocidad, había tomado un hueso humano, al parecer lo que era una pierna en descomposición.
Al salir me encuentro nuevamente con un maniquí, al parecer creo es el mismo, pero esta vez está frente a mí, como si estuviese esperando el momento en que saliera del hotel. Recojo un trozo de madera que hay en el suelo y me acerco al maniquí de manera lenta y cuidadosa, listo para cualquier cosa.
Tengo mucho miedo, y el ver ya un tipo muerto y restos humanos me esta matando, además de este maniquí que ya van dos veces que me lo encuentro.
--Quién está ahí? Sal de una vez y enfrentarme cara a cara, ya se que eres tú maldito trajeado. No puedes jugar así conmigo tengo una pistola en este momento y puedo acabar contigo de una vez por todas. -Grito con dureza, aunque por mis venas corre el miedo a toda velocidad. Además, me gustaría que fuera cierto que tuviera una arma conmigo.
Mi piel se comienza a erizar una vez que veo unas palabras escritas en el brazo del maniquí. Mis ojos comienzan a llorar y mi respiración se agita. Se trata del mismo muñeco, tiene el nombre de mi jefe y de… -¡No puede ser! Dorian… No…No lo creo.
Dorian es mi hermano, ahora que lo recuerdo estábamos peleados, y ahora creo que le ha pasado algo grave.
Hay sangre en las manos del maniquí y comienzo a creer que se trata de algo paranormal, nunca creí en los fantasmas pero tampoco he ignorado que puedan haberlos. Miro a mi alrededor para sentirme protegido y después camino de reversa sin perder de vista al muñeco. podría estar poseído o quizá haya un asesino en este lugar pero no me quedaré aquí para descubrirlo. Una vez que me alejo lo suficientemente llamó a Venus, quien ha llegado a toda velocidad con unas llaves en su boca. Lo levanto en mis brazos y una vez que me armo de valor salgo corriendo, volteó hacia atrás para ver al maniquí, pero ni siquiera se mueve y una vez más creo que no puede ser algo fuera de lo normal, en definitiva se trata de alguien que quiere acabar conmigo.
-Tenemos que escapar gatito, estamos en peligro. -Grito, mientras recorro la carretera a toda velocidad, dejando lo más espantoso a mis espaldas. -Creo que me voy a volver loco.
Capítulo 4
He caminado toda la noche, mis pies me duelen y mis ojos están cansados. Necesito dormir, descansar por lo menos unas cuantas horas.
-Ya no puedo más Venus, creo que tendremos que dormir aquí. -El cuál es un lugar lleno de baches y pedazos de caucho de neumáticos. Por lo menos a amanecido y ya no tendremos frío. Busco una sombra en la cual descansar y dormir lo suficiente para continuar.
Me acerco hasta un poste de madera que detiene una cerca de alambre, me ciento en el suelo y recargo mi cabeza en el poste. Venus se posa sobre mis piernas y me entretengo mirando sus ojos cansados, después ambos cerramos los ojos, naufragando en un mar de sueños.
En mi sueño aparece Dorian frente a mí, vistiendo una playera blanca salpicada de sangre.
-Dorian, perdóname por haberte empujado por las escaleras -Digo sin siquiera querer decirlo.
-No te preocupes, en verdad lo merecía hermano. -Dice con una sonrisa macabra en su rostro.
- ¿De que estás hablando? De verdad no lo merecías, eso te llevo meces en el hospital, me lo contó nuestro padre.
-Veamos si sigues pensando lo mismo después de que escuches lo siguiente… ¡DORMÍ CON TU MUJER! Estaba harta de ti y tu trabajo, pasabas más tiempo en tu empleo que a su lado, y pues encontró amor, seguridad y calor en mis brazos y mi cama.
Mi pecho se comprime y comienzo a sentir como si fuese cierto este sentimiento. -¡Alicia! No puedes estar diciendo la verdad, es cierto que ella me odia pero nunca podría haberme sido infiel con mi propio hermano. -Digo mientras mi corazón se altera.
-Es mejor que lo creas Dante, y quiero pedirte perdón antes de irme.
-¿A dónde rayos vas? Tenemos mucho de que hablar.
-P-e-r-d-o-n-a-m-e… -Deja escapar mientras su cuerpo se desintegra convirtiéndose en polvo.
Despierto de golpe y veo que Venus está jugando dentro de un bache. No comprendo mi sueño, incluso siento la necesidad de ver a Dorian y poder escuchar de nuevo su voz.
Paso mi mano por el rostro, limpiándome el sudor que se a acumulado por el bochorno del clima y de pronto me percató de la sangre que escurre de mi ceja, me pongo de pie rápidamente volteando en todas direcciones. Un olor parecido al que ya había olido antes, llega hasta mi nariz provocándome una mueca de asco, es un olor putrefacto.
Camino hacia mi izquierda sobre la carretera, siguiendo el sonido de cientos de moscas que crean un zumbido aterrador, ese horrible sonido que desde niño me provoca escalofríos y no ce el porque. Al momento en que llegó hasta el lugar de las moscas casi vómito, pero me tapo la nariz y me acerco lentamente. Hubiera querido nunca haber visto esto que estoy mirando, un cuerpo con múltiples heridas en todo el cuerpo, casi desnudo, lleno de moscas y con gusanos en las cuencas de sus ojos, está tirado al otro lado de la cerca de púas, es una escena asquerosa y escalofriante que me hace dar un paso hacia atrás, pisando lo que párese ser una billetera con tarjetas y no más que trecientos pesos.
-¡Mierda! No, no… no puede ser esto posible. ¿Dorian? -No puedo explicar lo que siento, es algo que no me deja respirar ni pensar, son mil dagas contra mi pecho, es fuego bajo mis ojos, es el dolor más grande nunca antes sentido. Lanzo la billetera hacia el cuerpo así ahuyentando a las moscas, lo que veo después me deja completamente helado, el sujeto en el cuerpo lleva puestos pequeños pedazos de ropa la cual párese un traje, el traje que lleva a puesto aquel loco que vi fuera del hospital. Salto la cerca sin dar importancia a las púas y me inclino al costado del cuerpo, me doy cuenta que se trata en verdad de Dorian, lo ce por el ismo lunar en la muñeca parecido a una media luna.
No lo soporto más y mis lágrimas caen mientras mi pecho se ve envuelto en un nudo que acorta mi respiración. -Dorian… ¿Qué demonios está sucediendo aquí? No te puedes morir hermano, no puedes dejarme solo, perdón por todo lo que dije e hice. -De pronto algo llama mi atención y a unos cuantos metros de mí está el maldito maniquí, detrás de un nopal viejo, parece que el maldito se oculta de mí.
Me pongo de pie y caminó hasta donde está, sosteniendo en mi mano una piedra que recogí, la cual estrello una y otra vez contra el rostro del maniquí, dejando tallones y fisuras en el plástico.
-Hijo de perra… ¿Crees que puedes matarme? Voy a vengar a mi hermano, lo juro maldito, te matare. -Caigo sobre el muñeco, sosteniendo su cuello como si lo estuviese ahorcando. Parezco un loco al pelear con un maniquí pero ahora estoy más que seguro que tiene que ver con todo esto, incluso creo que tiene vida y fue quien asesinó a Dorian.
Miro atentamente el nombre de mi hermano escrito en el brazo del muñeco, siento miedo al saber que puedo ser el siguiente, al pensar que mi hermano se fue de esta vida sin volver a hablar conmigo. No tengo otra opción que huir lejos y poner a salvo a Venus, mi pequeño compañero en este macabro viaje que puede quitarme la vida.
-Maldito maniquí, si quieres matarme primero tendrás que alcanzarme, y ni pienses que dejaré que mates al gato, ahora es lo único que me queda en la vida. -Paso al lado del cuerpo de mi hermano y limpio mis lágrimas para mirarlo con tristeza, jamás creí verme envuelto en una pesadilla en cuerpo y alma, un terrible suceso de ver muerto de esta manera a Dorian, de saber que no lo volveré a ver y si no huyo seré el siguiente. Salto la cerca y doy por última vez un adiós con la mano a mi hermano, después tomo a Venus y salgo corriendo lo más rápido posible sin voltear hacia atrás, y con el pecho hecho un cristal roto. -Debemos escapar Venus, estamos en peligro. Enfrentaremos algo paranormal y debemos vivir para contarlo.
°
El viento párese sentir mi tristeza, la forma en que mueve agresivamente las hojas de los árboles es idéntico a lo que golpea mis recuerdos, a lo que siento en el silencio y el sabor amargo de mi saliva, al jadear y llorar por casi dos horas y ahora tengo sed. Debo de encontrar agua rápido, pues las botellas que traía conmigo las dejé olvidadas fuera del hotel.
-No tengo cabeza para pensar Venus, estoy desconectado y aún no puedo superar lo que ha pasado ni lo que puede suceder.
Venus salta de entre mis brazos y corre hacia lo que párese ser una motocicleta tirada al lado de la carretera, lo sigo a paso veloz, aunque con fé de que funcione y podamos movernos rápido. Al llegar al vehículo de dos llantas veo que Venus encontró una botella de agua mineral de casi tres litros, justo bajo el asiento de la motocicleta, así que doy un gran sorbo y le doy un poco a Venus sobre la tapa de plástico de un costado del vehículo. Es una motocicleta Honda, parecida a la que conducía hace unos años fuera de la ciudad, cerca de un pueblo llamado San Alberto, en donde vivía mi amigo Raúl con su mujer y sus dos hijos, una familia increíble podría decirse.
Siento como si alguien me estuviese mirando y rápidamente me inclino a recoger la motocicleta. -Maldita sea… alguien nos sigue Venus y creo saber quién o que.
Al intentar encender la moto, me percató por el espejo de la misma que el maniquí está tras de mí, a solo unos metros de distancia, esperando quizás a qué me descuide. Lo que no logro entender es como puede ser tan rápido, si párese un maniquí simple y corriente, tendré que escapar tan veloz como pueda pero no creo tener la energía para hacerlo, no he comido absolutamente nada, solo un lagarto que atrapé anoche, es horrible comerlo crudo.
-¿Qué esperas para atacar maldito? – Me pregunto mirándolo aún por el espejo. No ce como puedo estar aquí parando en vez de salir huyendo, mi cuerpo en verdad está bañado de miedo, corre por mis venas y lo que más me duele es saber que no le puedo provocar daño, solo le hice unos cuantos mini rasguños con la piedra. Ya no aguanto más este lugar pero Venus me necesita y creo que yo a él.
Capitulo 5
Estoy apunto de hacer algo demasiado extremo y alocado, no he quitado la vista de el maniquí y aún así e estructurado un plan, un plan que me dará mucha ventaja para escapar de él. Tengo en mis manos casi cinco litros de gasolina que extraje del tanque de la moto.
Comienzo regando la gasolina a lo ancho de la carretera, en una sola línea para después regresar a la motocicleta que he dejado con poco combustible. Coloco el escape de la moto sobre el charco de gasolina y después pego la bujía al escape y el otro extremo al cable de encendido.
Estoy listo para la mayor idea que se me ha ocurrido, espero todo salga como lo planee. Comienzo a dar marcha a la motocicleta, estoy a punto de triunfar con cada sonido que produce el motor, y de pronto… -¡Lo logré! -La bujía a producido una pequeña pero poderosa chispa que a encendido fuego, creando una barrera de lumbre entre el maldito maniquí y yo.
Entre caídas y jadeos corro tras de Venus pues se ha asustado con el incendio. Al alcanzar a mi pequeño compañero lo abrazo contra mi pecho con mi brazo izquierdo, mientras corro a toda velocidad con la botella de agua amarrada a la cintura de mi pantalón, ahora sí creo que podré escapar de él por un largo tiempo, o eso creí antes de ver con mis propios ojos como unas nubes grises se acumulan en el cielo. -¡NO LO PUEDO CREER! Maldita mala suerte, no tengo mucho tiempo antes de que comience a llover. -Ciento un sudor frío recorrer mis mejillas y espalda, es el miedo que invade mi pecho al saber que podría alcanzarme.
°
El viento sopla de manera agresiva, meneando las palmas y nopales del lugar, los rodamundos ruedan por la carretera y el polvo entra en mis ojos. Esto está horrible y se va a poner peor, para esta hora ya se ha de haber extinguido el fuego y el maniquí ha de estar tras mi rastro, bueno… no le será muy fácil alcanzarme. Después de haber dormido un poco y haber caminado más de quince kilómetros estoy a favor en esta guerra, aunque el miedo aún no abandona mi cuerpo y no lo hará hasta que mi alma salga del mismo.
Venus ha comenzado a vomitar, creo que el hambre lo está matando y no hay nada que comer por ningún lugar, tal vez consiga algo más adelante.
-¡Esto no puede ser real! No, no lo es. ¿Qué rayos es esto? -El camino se a convertido en un escenario macabro, hay cientos de cuerpos bañados en sangre obstruyendo el paso, será mejor regresar pero al girar me encuentro con una cerca de madera, además de unas cuantas cabezas humanas clavadas en los postes de la cerca. -Esto no debería estar aquí, había carretera, es por dónde llegamos Venus y ahora estamos atrapados en un infernal lugar. -Miro el rostro de Venus mientras mis rodillas se debilitan, es una sensación horrible al querer llorar y vomitar al mismo tiempo, no ce lo que aré con exactitud pero no será agradable, pues haga lo que haga tengo que salvar a Venus y conseguirle algo de comer.
-Vamos Venus… tenemos que avanzar. -Doy el primer paso y mi pie se tensa al pisar uno de los cuerpos, al sentir la pegajosa sangre y tropezarme con sus brazos y piernas. Estoy apunto de rendirme, esto es aterrador y siento muchísimo miedo, y aunque cierro los ojos me imagino a cada uno de los cuerpos por los que me voy abriendo camino, el llorar no me ayuda en nada y ahora que el nauseabundo olor se a hecho presente mi estómago se revuelve, gritando por vomitar y desmayarme, pero no lo aré sobre esto, tengo que ser fuerte, y eso me cuesta muchísimo en esta situación. – Resiste por favor, no te rindas Dante, tu puedes. -Digo mientras me tambaleó a nada del desmayo, solo veo todo rojo, toda esa sangre me está provocando dolor de cabeza. Tropiezo y corro entre los cuerpos hasta chocar con la cerca de púas de la derecha, en donde mi mano se pincha al intentar detenerme, casi suelto a Venus y al ver al otro lado de la cerca veo miles de personas con batas de hospital observándome. Ahora sí te go demasiado miedo de morir, no puedo rendirme y abandonar a Venus a su suerte.
-¿Quiénes son ustedes? -Pregunto mientras mis ojos intentan mantenerse abiertos.
No obtengo respuesta alguna pero escucho una melodía reproducida en lo que parece ser un radio viejo, una canción que conozco bien, es mi canción favorita, “Ardo por dentro”. Vaya que estoy alucinando, o eso me gustaría pensar después de ver cómo se me acerca una de las personas con bata de paciente de hospital.
-Él está tras tu rastro y no descansará hasta asesinarte, pasarás a ser uno de nosotros, aquellos pobres enfermos que fuimos su presa. Corre y no te detengas. ¡Correee!… -Mencionó aquel hombre antes de que las cuencas de sus ojos se vaciaron y cayó al suelo, quedando colgado de la cerca de alambre por el cuello.
Doy un paso hacia atrás y las otras personas comienzan a decir repetidamente y con un tono aterrador. -Corre. Corre. Corre.
Volteo de lado a lado en busca del maniquí, pero parece que no está aquí, así que decido continuar deprisa entre los cuerpos tumbados, hasta que… siento como algo me toma por el tobillo y me hace tropezar, dejando caer a Venus a unos centímetros de mí. Giro para observar con que tropecé y mi corazón casi sale de mi pecho. -Nooo, por favor no. Suéltenme, Ahhh. -Los muertos intentan arrastrarme hacía ellos, me están llenando de sangre y uno de ellos casi alcanza a Venus, no puedo zafarme ni avanzar hasta mi compañero. Parece que este es nuestro fin, los cuerpos comienzan a treparse en mí, mientras intento alcanzar con todas mis fuerzas a Venus, ni siquiera puedo distinguir mi brazo de los demás cuerpos, ambos están bañados en sangre.
-Aguanta Venus, aguanta por favor. Ya voy. -Y de pronto veo como una mano lo sujeta, haciéndolo gritar de dolor casi sin fuerza. -Nooo. -Me comienzo a mover con tanta fuerza y desesperación que logro soltarme de algunos brazos, e intento estirarme hasta Venus, quien párese ya estar casi sin aire, solo patea ligeramente, y sin importarme algo más que mi amigo me lanzó con fuerza suficiente para tomar el brazo ensangrentado y lo muerdo, logrando romper el agarre de mi gatito. Lo tomo y lo lanzo hacia un pequeño pedazo de pasto lejos de los muertos.
-Sálvate amigo, perdón por no cumplir mi promesa de mantenerte a salvo. -Entonces me veo envuelto entre cuerpos llenos de sangre cubriéndome por completo, solo logro decir adiós con mi mano hacia Venus. Lagrimas escapan de mis ojos y una sonrisa se dibuja en mi rostro mientras siento un dolor espantoso en mi espalda y piernas.
Mis ojos casi se cierran y entonces veo al maniquí parado sobre mí observándome sin realizar movimiento alguno. -Si me voy no me iré solo maldito. -Lo tomo de la pierna y lo hundo junto conmigo entre los cuerpos, intentando tomarlo del cuello y aferrarme a él con todas mis fuerzas.
Escucho truenos y de un momento a otro comienza a llover demasiado fuerte, al punto de que en unos cuantos minutos casi estoy siendo arrastrado por una corriente de agua y sangre, pero por más que intento no ser arrastrado, pierdo y me veo sumergido entre rocas, muertos y huesos antes de golpearme la cabeza con una roca…
-…
Capítulo 6
Me duele horrible la cabeza y el pensar en Venus, me da para abajo, ¿Cómo pude dejarlo solo? De seguro también fue arrastrado por la corriente. Intento ponerme de pie pero al apoyar mi brazo derecho para levantarme… me resbalo.
-Ahhh… duele muchísimo. -Este lugar está matándome y cada paso que doy es un nuevo dolor. Ahora mismo está por meterse el sol y no tendré luz alguna para ver, necesito encontrar a Venus lo antes posible, también necesito una ducha después de haber terminado repleto de sangre por todo el cuerpo.
Me pongo de pie y comienzo a caminar entre los charcos rojos y uno que otro cuerpo humano, párese que tomé un poco de agua ensangrentada y eso me salvó de la sed, aunque fue un asco.
-Venus… ¿Dónde estás amigo? Venus… por favor responde. -Pero no obtengo respuesta alguna, estoy tan triste que ni me había dado cuenta de que la gente con bata aún sigue ahí parada, observando mis movimientos, parece que son millones pues tal vez la corriente me arrastró ochocientos metros y hay mucha gente aún, llenando ambas partes detrás de la cerca. Mujeres, hombres, niños y adultos, esto en verdad es algo macabro y comienzo nuevamente a sentirme aterrado, sus miradas se clavan en mí como dagas, pero necesito seguir adelante.
El sol se ha metido, la luna a aparecido y yo aún no encuentro a Venus, ce que sigue con vida pues un gatito muy fuerte. No pararé hasta dar con él, es lo único que me queda en la vida y no lo voy a perder.
Veo a lo lejos lo que párese ser un camper rodante muy grande, tal vez encuentre comida ahí y herramientas para buscar a Venus, así que corro lo más rápido que puedo hasta el camper. Ya que he llegado, intento abrir la puerta, la cual se abre fácilmente sin problemas, subo y cierro la puerta con seguro, me acerco hasta el tablero y busco las llaves del vehículo pero no las encuentro, la radio no funciona pero párese ser que los focos de adentro funcionan. Busco en los cajones del tablero y encuentro una linterna, encendedor y una navaja, sin pensarlo los guardo en mis bolsillos, después recorro el camper y llegó a una habitación con cama y baño personal, entonces me quitó la ropa y me meto a la ducha, el agua está fría pero es lo mejor que me ha pasado después de todo esto.
Después de cuarenta y tantos minutos salgo de la ducha con una toalla enredada en mi cintura, dejando visible mi abdomen el cual está herido por unos cuantos rasguños. Me acerco hasta el clóset y al abrirlo me llevo una enorme sorpresa, hay mucha ropa y casi toda de mi talla, entonces me visto con unos vaqueros negros, una playera negra y una chamarra café de cuero. -¡Vaya! También hay zapatos. -Me pruebo casi todos pero opto por unos tenis ligeros, los cuales me ayuden a correr en posible peligro. Después tomo una maleta y la vacío para guardar playeras, pantalones, ropa interior, un par de zapatos. -Ya solo me falta algo de comida, espero que tengan algo aquí. Voy al refrigerador y al abrirlo hay demasiada comida empaquetada, así que guardo todo lo posible junto con cuchillos y una cacerola, aceite y agua. Luego me pongo a cocinar una ensalada y unas chuletas ahumadas para comer y recuperar fuerzas.
No recordaba lo rico que sabe la carne, en verdad estoy llorando al saber que Venus no ha comido nada, ignorando que tal vez este muerto ya. Me paro de la mesa chocando con los muebles, llorando por mi pequeño compañero. -¿Dónde estás Venus? No me dejes amigo, se que estás vivo amigo, lo ce… lo ce… -Me recargo en una de las paredes del camper y limpio mis lágrimas, entonces entre llanto y cansancio quedó totalmente dormido. -Venus…
Escucho un golpe fuerte que me hace abrir los ojos, creo que a sonado en el baño, así que se me acerco lentamente, recogiendo del suelo un bate de béisbol. El golpe suena más fuerte una vez más, ya estoy a punto de abrir la puerta. -Vamos. Una, dos y tres. -Entro rápido pero no hay nada ni nadie, solo unas pequeñas gotas caen de la regadera, lo que me hace acercarme a apretar las llaves, pero entonces se cierra la puerta a mis espaldas. Corro para abrirla y salir pero es imposible está atorada, entonces la regadera comienza a dejar escapar gotas rojizas, las cuales se convierten en un chorro que inunda poco a poco el baño, dejándome sumergido hasta las rodillas mientras intento derribar la puerta. La sangre comienza a subir y subir más hasta cubrir mi cuello, así que busco la taza de baño para subir ahí, y gracias al cielo la encontré, pero no me sirvió de tanto pues pronto quedé sumergido por completo. Después Pum, desperté donde me había dormido, todo había sido una aterradora pesadilla o eso pienso. Me levanto para asegurarme de que el baño esté en buen estado, pero al estar a punto de abrir escucho unos golpes en la puerta del camper, giro con rapidez y me dirijo a la puerta, al llegar observo por la ventana pero no hay nadie más que aquellos fantasmas cruzando la cerca, aunque ahora parese que están cantando algo, abro la puerta solo un poco y escucho que cantan en una lengua extraña, mientras apuntan algo con su dedo, volteo en esa dirección y… -¡Venus! Nooo… -Salgo corriendo a toda velocidad después de ver a Venus colgado de sus patas, mientras se retuerce. Esto me provoca un coraje que ni yo sabía que podía tener, desato a mi pequeño compañero y lo abrazo con delicadeza, está sangrando de sus patas traseras y tiene la lengua de fuera, aunque aún respira y observa a su alrededor. -Maldito hijo de perra, aparécete estúpido… acabemos con esto de una vez por todas. ¡VAMOS! Y todos ustedes dejen ya de cantar, no terminaré como ustedes. -Camino a paso veloz hacia el camper para curar a Venus, pobrecito de él ha sufrido mucho.
Ya en el camper le pongo agua en un plato y algo de atún para que coma, mientras busco alcohol o algo para usar en sus heridas. Estoy desesperado por encontrar el botiquín de emergencias, ce que tienen uno aquí, todos tienen uno en estos malditos campers. -Aguanta Venus, estarás bien. -Le digo mientras él está tirado, ni siquiera tiene ganas de comer.
Por fin, después de tres minutos buscando lo encontré, estaba bajo uno de los asientos, giro para ir hasta Venus y me percato de que la habitación del camper se está incendiando. Dejo el maletín en el suelo y tomo el garrafón de agua para apagar el fuego, pero al entrar con cuidado a la habitación, veo al maldito maniquí sentado en la cama, con las manos bañadas en sangre y un cuchillo clavado en su brazo, pero al observarlo bien casi salgo corriendo, había grabado en su brazo la palabra “Venus”
-Maldito... No te lo llevarás, yo lo protegeré con mi vida. -Cierro la puerta y corro hasta Venus, tomando en el transcurso la maleta que había preparado y el botiquín. Tomo a mi pequeño compañero y lo enredo en una manta que saque de la maleta. Después salgo del vehículo y cierro de un golpe. -Ojala y te quemes maldito maniquí.
Corro hasta el alambre de púas, alejado del camper, pero algo tras de mí me causa escalofríos, los malditos de bata comienzan a reír a carcajadas, mientras sus rostros se deforman dejando ver sus cráneos.
-“No puedes acabar con él. No puedes acabar con él” Jajaja…
-Malditos. -Camino lejos de ahí, continuando el camino por la carretera mientras se incendia el camper. Por lo menos se que estaré bien y Venus también lo estará. Voy a darlo todo por sobrevivir.
Intentaré escapar lo mas lejos posible.
Capitulo 7
La noche pasó demasiado rápido, dormimos demasiado cómodos bajo la sombra de un árbol viejo. Tuve un sueño algo extraño y creo que no necesito seguir adelante, necesito regresar al hospital y buscar respuestas.
Se que no encontraré a nadie ahí pero tal vez logré unir pistas, también llevaré a Venus y lo conservaré. No tengo ni idea alguna si volveré a ver a mi familia, quizás ya estoy muerto y ni siquiera lo había notado.
-Vamos Venus, despierta ya. tenemos que regresar y enfrentar a ese maniquí, se que no está muerto y nos traerá más problemas de los que nos ha dado.
Venus se frota en la pierna de mi pantalón y le pongo en su boca un pedazo de queso del que como yo, es un largo viaje de regreso y no nos espera nada agradable, estoy tan nervioso que necesito ir a defecar, lo cual aré de inmediato.
Bueno después de mis necesidades estoy listo para partir, ce que necesito un plan para enfrentar al maniquí o para evitarlo durante el trayecto.
-Vamos Venus, te quedarás conmigo y juntos encontraremos un mejor destino. -Venus me sigue y yo camino de regreso al hospital. Puedo sentir una valentía en mi interior, un poder que puede salir de un momento a otro para atacar.
En cada paso que doy estoy más cerca de el maniquí, está vez lo derrotarte y acabaré con todo esto. Aunque es un camino largo de regreso creo que será más corto que de lo que fue de venida.
°
He llegado hasta el lugar en el que se encontraba el camper, de lo cual, ahora solo queda una mancha enorme de ceniza y pequeños trozos de lo que fueron los asientos y muebles. Los sujetos de bata han desaparecido y una ráfaga fría pone a sacudir la cerca de púas, provocando un silbido que me pone la piel de gallina.
Creo que esté viaje de regreso será aún más intenso de lo que ha sido, pues mis rodillas han comenzado a doler y se sentir escalofríos.
Levanto a Venus del suelo y lo coloco en mi hombro, me da gusto de que esté un poco mejor, casi muere por mi culpa y no volverá a pasar.
Sigo de frente, cruzando entre las rocas bañadas en sangre. Tal párese haber aparecido una zanja grande y un poco profunda entre la carretera, aunque no será problema alguno, ahora ya no tengo hambre y mis fuerzas están bien.
Bajo con cuidado, adentrándome en la zanja. Hay demasiado lodo dentro de ella y comienzo a resbalarme, pero logro equilibrarme apoyándome en los muros de tierra. De pronto comienzo a sentir un terrible calor en mis pies, tomo a Venus y lo pongo del otro lado de la zanja, al igual que la mochila de las provisiones. Intento brincar para salir y entonces siento lo que párese ser una rama deteniendo mi pierna, así que me agacho para lograr zafarme, pero casi me da un infarto al ver qué lo que me detenía, era una mano de maniquí que sobresalía de entre el lodo. Comienzo a sacudir con todas mis fuerzas pero me es inútil, aquella mano comienza a apretar mi tobillo con una fuerza inhumana, haciendo que mi tobillo se fracture en cuestión de segundos. Busco desesperadamente una roca con la cual golpeo la mano del maniquí, logrando zafarme y salir del agujero. Me arrastro hasta Venus, mientras algo tras de mí comienza a temblar y provocar un sonido parecido al de las ollas de presión.
Giro para observar y entonces doy el grito de mi vida, al observar al maniquí, salir de la zanja que ahora párese estar llena de lava y llamas de fuego. Comienzo a sentir un terror inexplicable y mi mente se ve derrotada, creyendo que esté es el fin.
-No puedes escapar, aquellos que caen en coma deben de enfrentarse a mí. Si logras derrotarme despertarás, pero si no lo haces sufrirás de por vida en este infierno llamado mi hogar. Ahora tienes miedo, y es en estos momentos en los cuales deseas más que nada seguir viviendo por mucho tiempo, cuando en vida solo te quejas de ella.
-¿Qué rayos quieres de mí?
-No quiero nada de ti ni de nadie, eres tú el que quiere algo de mí.
-¿Y que es? -Preguntó confundido.
-Mi compasión… Deberás derrotarme ahora mismo si quieres vivir, de lo contrario olvídate de tus hijos y de tu gato, que es lo único que te importa.
Con dificultad y dolor logro ponerme de pie, colocando todo mi peso sobre mi pierna izquierda. -En estás ni en otras condiciones podría derrotarte, pero si voy a morir será luchando, estoy harto de correr de ti, así que no me queda de otra que enfrentarte.
-Bien, me impresionas Dante. Eres el primero en enfrentarme de frente, aunque no creo que te vaya a servir de mucho.
-Solo te pido algo. -Digo mientras brinco en un pie hasta Venus. -Déjame despedirme de él.
-Esta bien, hazlo. No pierdo nada con permitirlo.
Me siento frente a Venus y lo levanto hasta mi pecho para abrazarlo. -Cuídate mucho Venus, espero que esté maldito te permita vivir. -Abro la mochila y comienzo a buscar en ella, y encuentro un cuchillo, el cual con mucho cuidado oculto bajo mi brazo. -Toma Venus, te dejare esta lata de atún abierta para que comas, quizás sea tu última comida. -Las lágrimas escapan de mis ojos y por fin me pongo de pie.
-¿Es hora de que mueras? No queda más camino por recorrer, esté es tu final.
Me acerco hasta a el maniquí y me pongo de rodillas. -Sera doloroso lo ce, pero… voy a luchar. -Entonces doy un salto, abalanzándome sobre él, mientras tomo el cuchillo que oculté para después clavarlo en su espalda. El maniquí comienza a sacudirse de dolor pero párese que no es suficiente para detenerlo. Me enviste con mucha fuerza que termino de espalda contra la cerca de púas, grito con toda mi fuerza, sintiendo como las púas rasgan mi piel. Intento dejarme caer hacia al frente, pero algo me toma del pecho desde atrás. Entonces veo una mano negra de dedos largos y uñas quebradizas, intentando inmovilizarme.
-Qué rayos...! -Tomo sus dedos e intento doblarlos para hacerle daño, pero entonces la mano comienza a incendiarse, quemando un poco mi ropa. Después, me toma de la playera y me lanza cerca de la zanja, la cual ahora párese salida del mismo infierno, oscura y llena de fuego.
Me cabeza recibe un impacto devastador, propinado, por el maldito maniquí. Doy un par de vueltas y refuerzo, mientras golpeo el suelo con demasiada fuerza, tal vez así, logré desvanecer el dolor que siento.
-Basta ya de juegos, ahora mismo conocerás el infierno. Tú fin llegó y lo sabes bien.
Logro voltear a verlo, y por fin observo a la horrible creatura de manos negras y llamas. Párese un cuervo gigante lleno de plumas, pero este tiene la cabeza y patas de perro. Jamás en mi vida, ni en mis más oscuras pesadillas lo hubiera imaginado.
Aquel ser horripilante, se acerca hasta a mí y me levanta sin dificultad. Me logra poner cara a cara, mientras deja salir un aliento de los mil demonios. Entonces, muerde me hombro, provocando aún más dolor del que pude imaginar, no creí que pudiera sentir más.
Nuevamente, me arroja, pero está vez contra la cerca, haciendo que la derribe con mi cuerpo, qué hora está bañado en sangre. Mi vista se torna roja y la sangre hace que me ardan los ojos, creo que de verdad es mi fin, no tengo más fuerza como para levantarme. Mis lágrimas se mezclan con la sangre, y mi dolor con el miedo que siento al morir.
Desperté una mañana en una camilla de hospital, creyendo que sería dado de alta del coma, pero solo fue el comienzo de esta pesadilla sangrienta. Al menos conocí a Venus, me gustaría mirarle por última vez, pero mi cuello se a fracturado. Escucho unos Pazos que vienen hacia a mí, topándome otra vez con aquella bestia de fuego. -¿Qué rayos quieres de mí? Ya deja de… Cof..coff. -Tozo sangre, antes de terminar de decir que dejara de hacerme daño.
Pone sus manos sobre mi pecho y siento mi carne arder. Las quita, pero nuevamente las coloca y me quema nuevamente, mientras párese que convulsiono.
Un suspiro sale de mi boca y mi cuerpo pierde la fuerza y el control. Mis ojos se cierran y me ahogo en gritos sofocantes de dolor, entonces, pierdo el conocimiento y la esperanza…
Pero cuando creo que todo se acabó, una luz blanca, párese sobre mí, aunque aún siento mi pecho arder. Logró saltar y sentarme, y vaya es mi sorpresa, al encontrarme en mi camilla de hospital, reviviendo descargas eléctricas sobre mi pecho, al parecer todo fue una pesadilla y estuve a nada de morir en la vida real.
Una máscara de oxígeno cubre mi cara, pero quisiera preguntar tantas cosas a los doctores que me atienden. Escucho pedir a las enfermeras, que me acueste nuevamente y que no preocupe, que ahora todo está mejor.
-Esta bien señor Salas, nos da gusto que haya despertado del coma. Sus hijos están afuera, en un momento más podrán entrar a verlo, por ahora descanse un poco. -Dice el doctor, que cubre su cara con una mascarilla y un extraño gorro azul de doctor.
Los veo un poco borroso, pero observo cuando salen de la habitación. Estoy desesperado por recuperar la tonalidad de la vista, me emociona que todo haya sido una pesadilla y que ahora pueda ver a mis hijos, después de tantos años lejos de ellos.
Una mancha negra apárese en la ventana, volteo, y no puede ser… -¡Venus! Amigo, ¿Qué haces aquí?
-Miauuu.
Intento levantarme y lo consigo, bajo mis piernas y el frío del suelo me hace estremecer, mientras sonrío mirando a Venus. Camino hacia la ventana y la abro para después tomar a Venus, quien se frota bajo mi barbilla, cerca de mi pecho. -De verdad estás aquí amigo, estoy tan feliz de verte. Te llevaré conmigo como lo prometí. Vamos te presentaré a mis hijos.
Abrí la puerta de la habitación y veo que el pasillo está vacío, solo se escuchan las máquinas y las voces de los doctores a lo lejos. Camino hasta la sala de espera y veo a dos chicos de espalda, sentados. Si no fuera por ese cabello rizado como el de su madre, juraría que no son mis hijos, están tan grandes. Mis ojos están llorando y mi pecho late con fuerza.
Doy un paso al frente y me estremezco, doy otro y luego otro, no creo que por fin los voy a ver. Pongo a Venus un momento en el suelo y al fin pongo mis manos sobre sus hombros. -Mis muchachos llegaron.
Veo como se ponen de pie y giran hacia a mí.
Doy un paso para atrás al verlos con los ojos completamente en blanco y sus cuellos cortados, derramando sangre.
Un doctor se acerca hasta a mí y me toma del hombro.
-¿Qué pasó doctor? Solo quería verlos. -Digo, mientras rompo en llanto. Giro a ver al doctor y…
-Qué comience el juego, Jajaja…
Acerca del autor
J. Alberto Ruiz S. Es un fanático escritor, amante de la escritura y la lectura. Vive en Salinas de Hgo. S.L.P México. Le gusta pasar tiempo con su familia y leer sobre mitología.